ecogidos así, no nos ha quedado más remedio que admitir la evidencia de que todo lo que planeábamos cambiar o renovar ya no admite mas prórrogas.
En mi caso, es la cocina la que no me permite mirar hacia otro lado, vamos, que se cae a trozos. Yo antes de esto pasaba poco por ella, apenas comía o cenaba aquí; ni cocinaba desde que mis hijos volaron. Así que, ¡vaya susto con el reencuentro! Un papel pintado del año de la tana (ya he visto en el reportaje de este número el que voy a colocar) y, sobre todo, una disposición del espacio que hoy ha perdido su sentido. Y me he dado cuenta de que de eso se trata ahora, de encontrar el sentido. A todo. De ser conscientes de por qué tomamos decisiones –sí, también en la decoración– y, sobre todo, para qué las tomamos. ¿Nuestra vivienda vuelve a ser la cueva ancestral donde el hombre primitivo se sentía seguro y al abrigo? ¿Cambiaremos las costumbres patrias de celebrar la calle? Quiero creer que no y que terrazas, restaurantes y hoteles nos seguirán recibiendo, pero de lo que sí estoy convencida es de que destinaremos a la casa gran parte de nuestros recursos económicos pues hemos aprendido a vivirla al máximo. No esperemos más y vamos a actualizarla, nos aguarda un paraíso propio. Nuevo Estilo sigue acompañándote enseñando lo mejor que existe para disfrutar de una vida de calidad en la que todos podamos seguir soñando.
Marta Riopérez. Directora de Nuevo Esti
